miércoles, 13 de noviembre de 2013

A los lectores de la revista MOLINUM

Varios amigos, lectores de la revista Molinum, nos han remitido la embustera carta escrita el pasado sábado por Félix Pinto para tratar de justificar nuestra expulsión, utilizando mentiras y falsas acusaciones que no vamos a consentir. 

Por nuestra parte, en su día cada uno ya hemos relatado lo que él llama "nuestra versión", la cual podemos poner a vuestra entera disposición facilitándoos todos los correos electrónicos compartidos (pedírnoslos si alguien los quiere leer). Y podríamos escribir a todos los lectores de Molinum y explicarles la verdad, pero no queremos cansarles con una discusión que no va a llevar a ninguna parte, porque la realidad es que ACEM (su directiva) ha respaldado el desatino y el abuso cometido por el director de la revista. Si así lo han querido, ellos lo tendrán que seguir soportando y sufriendo. Estamos seguros que pronto volverán a tener problemas.

Pues las dificultades para trabajar con Félix Pinto no se han iniciado con nosotros. Ahora sabemos que quienes trabajaron con él anteriormente ya las sufrieron. Nosotros nos confiamos en la amistad que entonces teníamos con él, para, cuando aceptó la dimisión de uno de los miembros del consejo de redacción (creado por él mismo y en el que una persona apenas duró unas semanas), continuar aportando nuestro tiempo y conocimientos a Molinum, pues nuestro único deseo era participar y sumar con y para la revista.

Y es que, aunque con engaños y mucha maldad, Félix en su última carta deja entrever la razón que realmente le llevó a enfrentarse con nosotros hasta el punto de tensar las relaciones de tal modo que hicieron imposible el buen funcionamiento del consejo de redacción. Su miedo era que pensaba que le íbamos a desplazar de la dirección de Molinum. Quizá vio que el éxito alcanzado podía restarle preponderancia y dominio absoluto sobre algo que cree totalmente suyo (Molinum) y que no lo es (o no debería ser de él, sino de ACEM y sus socios).

Pensó que dimitiríamos ante sus imposiciones y ante su inhumanidad al no permitir a uno de nosotros acudir con su familia ante una grave dificultad. No imaginó que nuestra profesionalidad imperaría por encima de su autoritarismo y desprecio.

Félix miente al decir que no se terminó en agosto el número 42 (fue él quien no quiso, impidió y finalmente lo prohibió). Es falso que se repitiesesn contenidos y es mentira que nosotros suprimiéramos algo por nuestra cuenta. Trata de achacarnos un aprovechamiento publicitario que él mismo ofreció a dos personas en agradecimiento a las horas de trabajo dedicadas a Molinum (nadie se lo pidió, nunca). E incluso busca manchar la profesionalidad de la diseñadora, calificándola como "esposa de", cuando fue él quien suplicó a Javier Revilla la colaboración de Susana Barbeito en las tareas de cambio de imagen y nueva maquetación de la revista (tras aceptar la dimisión de otra persona).

En definitiva, la carta que ha enviado el director de Molinum no justifica más que con mentiras nuestra expulsión, y verdaderamente de lo que trata es de atacar nuestro prestigio. Pero no lo va a conseguir. Nosotros somos una Arquitecta, un Historiador y una Diseñadora Gráfica con una profesionalidad demostrada, lograda a base de muchos trabajos e incluso con premios.

No hincaremos la rodilla ante quien, en él ámbito que nos ocupa, tiene casi todo por demostrar y sí una larga lista de personas que le han vuelto la espalda. Seguiremos, día a día, trabajando y afirmando nuestra profesionalidad de modo que, si allí no nos quieren, no nos faltan lugares donde desarrollar nuestra actividad y nuestro interés hacia el patrimonio. 

Diana Sánchez Mustieles- Dr. arquitecto
http://patrindustrialquitectonico.blogspot.com.es/ 

Susana Barbeito Pérez- Diseñadora Gráfica
http://drakania.blogspot.com.es/ 

Javier Revilla Casado- Historiador

sábado, 9 de noviembre de 2013

150 años de la inauguración del ferrocarril Palencia-León

Ayer fue un día importante. Celebramos el sesquicentenario de la llegada del tren a León, o mejor dicho, la inauguración de la línea férrea entre Palencia y León. 123 kilómetros construidos entre 1861 y 1863 que siginificaron una verdadera revolución para las ciudades y pueblos por los que el tren transcurre desde entonces. Para conmemorarlo, en ausencia de otras iniciativas institucionales, impartimos una conferencia en el Museo de León organizada por la Asociación Promonumenta.

A continuación insertamos algunas imágenes de la charla, en las que puede verse el lleno absoluto de la sala, ejemplo del interés suscitado por el acontecimiento. Casi con toda seguridad repetiremos la conferencia el 27 de diciembre en el Centro Cívico de El Crucero (León) y desde aquí mostramos nuestro ofrecimiento para impartirla, adaptada a cada caso, en las distintas poblaciones del camino de hierro.









lunes, 30 de septiembre de 2013

Ponencia sobre patrimonio industrial hidráulico en las jornadas del Día del Turismo en Castilla y León



Aranda de Duero (Burgos), 27 de septiembre de 2013. 
Día del Turismo en Castilla y León.

Ponencia de Javier Revilla Casado, historiador, coautor del libro “El agua y la fábrica de harinas en torno al canal de Castilla en Medina de Rioseco”.



Quiero en primer lugar agradecer a los organizadores de estas jornadas sobre TURISMO Y AGUA que hayan tenido la gentileza de invitarme. A ellos y a sus colaboradores y patrocinadores, darles mi enhorabuena por el espléndido planteamiento y desarrollo.

Aunque yo vengo de Valencia de Don Juan y he desarrollado mis investigaciones sobre molinos y patrimonio industrial en la provincia de León, según figura en el programa entiendo que me han llamado en base al libro que publicamos hace un par de años, titulado “El agua y la fábrica de harinas en torno al canal de Castilla en Medina de Rioseco”, magníficamente editado por la Junta de Castilla y León, y que tuve la suerte de escribir junto a los profesores de arquitectura Juan José Fernández Martín y Jesús Ignacio San José Alonso.


Como historiador que soy y especialmente como amante de los molinos y las fábricas de harinas, podría ocupar los 10-15 minutos que me conceden en explicarles los antecedentes y el funcionamiento de este tipo de artefactos, concretamente los relacionados con el agua de la cual recibían o reciben su movimiento. Pero tranquilos, no creo oportuno hacerlo, ni creo que a ustedes les apetezca en este momento (después de comer), ni yo quedaría satisfecho dada la brevedad de tiempo que tenemos, ni es el lugar adecuado, pues lo mejor es explicarlo in situ, en cualquiera de los centenares de molinos que todavía conservamos en Castilla y León, o en las muchas fábricas de harinas hoy también visitables.

Creo más útil y provechoso dedicar esta tribuna para hacer una mirada, aunque sea sucinta, al tremendo potencial del que disponemos en nuestra Comunidad Autónoma en relación con el aprovechamiento del agua de la mano del hombre.

Desde mi especialización profesional como historiador del patrimonio industrial, debería retrotraerme únicamente a la Revolución Industrial, ese fenómeno económico y cultural que transformó nuestro mundo desde el siglo XVIII en Inglaterra. Pero no puedo por menos que hacer algunos guiños a elementos anteriores, singularísimas construcciones como el acueducto de Segovia que tuvo en el agua su razón de ser, constituyendo un elemento patrimonial de primer orden mundial en cuanto a turismo se refiere. O Las Médulas, que nos han legado un paisaje repleto de canales y montañas erosionadas artificialmente mediante el agua con el fin de extraer el oro tan preciado por los romanos.

Pero me vuelvo ya a mi terreno, la Revolución Industrial, también la Revolución de la Energía (el vapor, pero también del desarrollo de la energía hidráulica, mediante las turbinas), también la Revolución de los Transportes. Transporte y Energía, las dos palabras clave para entender una de nuestras joyas por explotar aun más, el Canal de Castilla, o mejor dicho, los Canales de los reinos de Castilla y León, su nombre original, pues aunque la mayoría sabemos que su pretensión básica era comunicar la meseta con el Cantábrico, su planteamiento inicial establecía un total de 6 ramales; a los 3 construidos (Campos, Norte y Sur) se habrían de sumar el de Segovia y los de Zamora y León. Imagínense qué elemento patrimonial y recurso turístico tendríamos hoy de haberse desarrollado completamente. Con todo, los más de 200 kilómetros existentes son un verdadero diamante en bruto del cual mañana nos hablarán en una interesante mesa.

Yo no voy a hablarles del agua desde el punto de vista turístico vinculado a su medio natural: ríos, lagos… pues otros, más especializados en ello, lo harán mejor. Lo que quiero resaltar es su aprovechamiento humano, que, aunque en el pasado no fuera en muchos casos “ecológicamente aceptable”, hoy nos ha legado elementos patrimoniales de notable interés y susceptibles de reaprovechamiento, en este caso con fines turísticos, culturales, educativos…

Como venimos diciendo, el hombre siempre se ha valido del agua. La ha aprovechado fundamentalmente para su alimentación, para el riego y por su potencial energético. También con otros usos, como por ejemplo para su higiene y para el ocio, pero de ello también nos están hablando o hablarán a continuación.

Decíamos: para beber y regar. Nuestros antepasados trataron de llevar agua en cantidad y calidad a todos los rincones posibles. De ahí hemos heredado azudes, presas, canales, norias y otras muchas infraestructuras y elementos de gran interés, muchos hoy en riesgo y susceptibles de protección.

Los grandes embalses y pantanos, mucho más recientes a nosotros en cuanto a su cronología, constituyen también obras que, polémicas a parte sobre su origen, tienen en la actualidad un gran potencial turístico, por sus características estéticas (hay verdaderas joyas de la ingeniería) o paisajísticas, además por el interés que para un territorio sin mar, como el nuestro, nos proporcionan estas grandes acumulaciones hidráulicas.

Y ya que he mencionado las  obras de ingeniería, permítaseme también poner alguna imagen de los magníficos puentes o viaductos que tenemos en Castilla y León, de múltiples épocas y características, pero todos ellos motivados por una razón de ser: el agua.

Y decíamos: para trabajar, para mover máquinas por su potencial energético. Agua pasada no mueve molino, dice el refrán, pero miles de artefactos molineros movió el agua en nuestro territorio. Sólo voy a darles un dato que conozco bien gracias a mis investigaciones: a mediados del siglo XIX la provincia de León, de la cual provengo, era la provincia con mayor número de molinos en toda España, con 1.695. De aquellos (con incorporaciones posteriores), en el reciente inventario patrimonial que ha encargado la Junta de Castilla y León, se han evidenciado restos (en mejor o peor estado de conservación) de unos 500. Hablamos de molinos hidráulicos, fundamentalmente destinados a molturar cereales (panificables o piensos) u otros elementos (aceites, pólvora, pimentón,…)

La cifra sería aun mayor si sumáramos los batanes, herrerías, sierras, telares… todo un importante número de artefactos hidráulicos preindustriales. 

Desde luego, su preservación pasa inevitablemente por su mayoritario reaprovechamiento por iniciativa de sus propietarios privados. Por muchos museos o centros de interpretación que se hagan, y deben hacerse pues es un legado que debemos conservar y transmitir a nuestras generaciones futuras, la gran mayoría tienen que salvaguardarse de la mano de los ciudadanos, de quienes los hereden o de quienes los compren. Sin duda tienen un gran atractivo y potencial, particularmente soy de los que pienso que no hay nada más bonito que una casa rural que sea un antiguo molino, con sus máquinas y el recuerdo de su actividad y vivencias; el despertarse con el ruido del agua y aprovecharse de su frescor. Pero para favorecer iniciativas privadas y su conservación necesitamos mantener precisamente el agua, y como también se nos pedían ideas y propuestas, yo lanzo el guante a la Confederación Hidrográfica del Duero, pues de ella dependen mayoritariamente las concesiones en nuestra región. Y es que, inventariando molinos me he encontrado con infinidad de propietarios a los que se les ha privado la concesión de agua o se les va a caducar en pocos años, diciéndome que es muy difícil mantenerla. Ya no me refiero a las concentraciones parcelarias de antaño, que hicieron mucho daño al destruir cauces molineros con cientos de años. Me refiero a la situación actual, donde se prima el riego frente a otros usos y aprovechamientos. Desconozco los procedimientos legales, razones habrá, yo humilde y simplemente planteo su reflexión y actualización para permitir la supervivencia de los edificios e infraestructuras históricas. Si la situación ha cambiado en los últimos tiempos, me congratulo por que haya sido en beneficio de la preservación y el equilibrio entre naturaleza, historia, patrimonio, riegos, turismo… Entiendo que es complicado, pero debemos intentarlo.

Y llegamos a la revolución industrial (ya voy terminando). También la tuvimos en Castilla y León, aunque algunos no quieran verlo. Ella nos trajo las fábricas, muchas de ellas también movidas directamente por el agua: harineras, papeleras, textiles,…

Termino volviendo al origen de mi intervención, a la maravillosa fábrica de harinas San Antonio de Medina de Rioseco, que tan bien pude estudiar para el citado libro. Concluir diciendo que pudimos documentarla exactamente en el año 1858, pues la inicial de 1852 fue incendiada durante los motines del pan. Esta joya patrimonial, con más de siglo y medio ya, es hoy visitable gracias al interés por ella mostrado por el Ayuntamiento de Medina de Rioseco, quien con ayuda de la Diputación de Valladolid y la Junta de Castilla y León pudo comprar el edificio y su maquinaria en 2005. Desde entonces la han visitado miles de personas, habiendo sido declarada BIC con categoría de monumento en 2008. Es por ello un gran ejemplo de aprovechamiento del agua y el patrimonio industrial como recurso turístico.

En ella podemos disfrutar de su magnífico edificio, de mediados del siglo XIX, en el contexto maravilloso de la Dársena o Concha riosecana, término o inicio del Ramal de Campos del Canal de Castilla. Y en el interior, un conjunto de máquinas de finales del siglo XIX hasta mediados del siglo XX. Pero todavía guarda además un gran potencial a explotar en el futuro. Sobre la turbina, en una zona ahora no visitable, la fábrica conserva las bancadas de las ocho parejas de piedras con las cuales molía el trigo en el siglo XIX. No conozco en el mundo ninguna fábrica que conserve, a la vez, la sección original por piedras y la sección por cilindros metálicos. Sin duda, es otro reto que lanzo para el futuro, para cuando vengan tiempos económicamente mejores, como también sería muy positivo recuperar el movimiento de las máquinas, para facilitar su comprensión al visitante.

Con ello, las mejoras propuestas aumentarían el ya de por sí enorme atractivo turístico de esta singular fábrica de harinas, verdadera joya del patrimonio industrial de nuestra Comunidad Autónoma.

Muchas gracias por su atención.

miércoles, 8 de mayo de 2013

Argumentos en contra del derribo de la fábrica de harinas «La Moderna» de Cistierna

 
  Fotografía de la antigua fábrica de harinas "La Moderna" de Cistierna (arriba) y secciones con su maquinaria en 1946 (debajo). Bajo estas líneas, vídeo de la fábrica al paso de un tren.

  
A raíz de que el Diario de León publicase el pasado 22 de abril una noticia sobre la cesión por parte de Hulleras de Sabero al Ayuntamiento del antiguo economato que la empresa minera tenía en Cistierna, viendo en el mismo artículo que la pretensión del Equipo de Gobierno municipal era proceder al derribo del edificio para abrir un nuevo vial, me dirigí mediante varios correos al Alcalde y Teniente de Alcalde de dicho municipio para indicarles la valía del edificio al que estaban condenando y así tratar de moverles a la reflexión y reconsideración del derribo. Pero es hoy el día que no he recibido si quiera acuse de recibo sobre mi carta, aun teniendo la certeza de que la han recibido y leído.

Ayer, el mismo medio de comunicación publicaba otra noticia que ratificaba la decisión del derribo. A pesar de que en el titular se incide en el último uso del edificio como economato, ya se habla en el texto de que fue una antigua fábrica de harinas, llamada «La Moderna».

Pues bien, voy a tratar en este espacio de dar argumentos sólidos que realmente reducen a la mínima expresión los aportados por el Alcalde D. Nicanor Sen a la hora de persistir en su intención de demoler este edificio. Comenzaré tratando los suyos y luego daré datos y opciones para demostrar el valor y la potencialidad que tiene este edificio patrimonial con que hoy cuenta Cistierna, aunque parece que va a perderse por la decisión de sus Gobernantes.

Dice el Sr. Alcalde que su intención es la "construcción de un nuevo vial que facilitará el acceso al centro de salud y sacará del aislamiento a los vecinos del barrio de la Chimenea y de Santa Barbara". Pues bien, yo, sin ser vecino de Cistierna, conozco bien la zona pues me la he pateado a conciencia varias veces. Estamos ante dos barrios separados por la vía férrea del antiguo FEVE. Lo que el Ayuntamiento pretende es que los vecinos de La Chimenea "reduzcan su rodeo" para llegar al ambulatorio, pues van a tener que continuar saliendo por el paso a nivel existente y sólo gracias a la nueva calle van a ahorrarse unos metros para llegar al centro médico. Nada que objetar, salvo incidir en que se acorta el rodeo, no se elimina; no se hace una línea recta prolongando la calle Juan Ferreras, que sería lo más práctico para el barrio si se le quisiese comunicar mejor, aunque para ello habría que hacer otro paso a nivel ¿No se ha estudiado esta opción? Pero mejor acortar el rodeo, ya que como bien dice el actuar spot publicitario de la DGT: es bueno andar...

Partiendo de lo anterior, para mí lo más indignante, porque no encuentro otras definiciones, viene ahora. Argumenta el Sr. Alcalde de Cistierna que el edificio que pretenden demoler no tiene ningún valor. Veamos cómo lo sostiene. Dice el Regidor que "«El edificio estructuralmente está en ruina inminente y su deterioro, después de la última visita realizada hace cuatro años, ha sido fulminante»". Precisemos que hace 4 años ya gobernaba él en Cistierna

Añade que "«pero desde hace ya muchos años solamente quedan las cuatro paredes no existiendo maquinaria alguna» Este hecho y el avanzado estado de ruina inminente hace que su valor histórico sea prácticamente inexistente, puntualizó". Más adelante me encargaré de echar abajo su aseveración sobre su no-valor histórico, pues como historiador creo que me compete decirlo;  ahora me centraré en lo de las cuatro paredes, pues aunque trata de hacer con esta expresión un desprecio al edificio, el Alcalde lo que está es reconociendo que el inmueble tiene todos sus muros perimetrales, e incluso yo le añado que tiene la cubierta, aunque en mal estado, pero la tiene y podría ser recuperable si tuviese intención (aunque dice que está hundida "al 70%" he visto muchas cosas peores por las que se ha luchado). Pero es que aunque sólo tuviese los muros... ¡caramba que si los tiene!, los cuatro y bien sólidos, de sillarejo y ladrillo macizo, reforzados en las esquinas con sillares de piedra. Pensemos en que Cistierna tuviese un castillo o un monasterio abandonado, como tienen otras localidades de la ribera del Esla; afortunadamente estarían protegidos como BIC pues de lo contrario el Sr. Sen los derribaría basado en su argumento de que sólo les quedan las paredes, ya no digamos si les faltase alguna... ¿No cree, Sr. Alcalde, que su argumento es demasiado frágil? ¿O realmente lo que denota su declaración es que valora muy inferiormente al patrimonio industrial respecto a otros?

Topamos con el dinero, pues trata de argumentar el Sr. Alcalde de Cistierna aludiendo al coste económico que supondría rehabilitar este edificio: "Nicanor Sen manifestó que sin entrar en detalles su recuperación haría necesario una inversión multimillonaria inasumible e imposible para el municipio, ya que estaríamos hablando de una cifra que puede superar ampliamente la cantidad de 600.000 euros". Claro que puede gastarse esa cantidad, o más si lo quisiese, pero sabemos todos y el propio Sr. Sen, que en la actualidad los costes de obra se han reducido muy ostensiblemente y que por un importe mucho menor al indicado se pueden recuperar el tejado y el interior del inmueble. Pida presupuestos, haga un concurso público y se verá sorprendido.

Por último reitera que "No hay maquinaria y no existe ningún elemento de lo que en su día llegó a ser la fábrica, solamente queda un edificio en ruina urbanística, «si alguna vez existió algo de valor que pudiera ser histórico, debió de conservarse hace medio siglo, lo que no existe no se puede proteger», precisó Sen". Como voy a demostrarle ahora, hace 50 años estaríamos entrando en una fábrica de harinas en actividad, rugirían los motores y molinos y saldría polvo de harina por las chimeneas. Por tanto entonces sobraría cualquier protección, ella debe darse cuando el edificio queda sin uso o incluso cuando ya está abandonado y aumenta el peligro de desaparición. Él, como Alcalde, bien ha podido interesarse por ello, y todavía puede hacerlo en los años que le quedan por delante, para lo cual puede y debe asesorarse para conocer totalmente las potencialidades patrimoniales que tiene su localidad y su municipio.

Cistierna tiene la gran suerte de ver pasar todos los años a miles de viajeros y turistas por su término. Unos van hacia el Norte, buscando la montaña o la playa. Otros al Sur, para secarse al sol. Incluso muchos ya van a la zona específicamente a ver patrimonio industrial, pues a pocos kilómetros tienen el Museo de la Minería y la Siderurgia de Castilla y León en Sabero. Teniendo los clientes en casa, apenas Cistierna les sirve hoy de paso, lo cual no genera más que molestias, quizás alguien pare a comprar pan, tomar un café o sacar dinero del cajero. Nada más.

Hace años y por iniciativa del propio alcalde D. Nicanor Sen se abrió un interesante Museo del Ferrocarril en Cistierna, un atractivo que puede sumar y completar la oferta turística y de ocio en la zona. Gran acierto. Pero es un primer paso, pues tal museo todavía tiene un enorme potencial a expandir. La fábrica de harinas «La Moderna» se sitúa prácticamente en frente del Museo del Ferrocarril, por lo que puede ser un complemento perfecto. Ciertamente estamos en una coyuntura difícil, pero precisamente por ello debemos tratar de prosperar sobre lo ya construido por nuestros antepasados, no derribarlo y partir de cero. Si Cistierna no tiene un patrimonio religioso o militar esplendoroso capaz de atraer por sí mismo, si tiene un patrimonio natural, arqueológico e industrial muy notable. Hay que ponerlo en valor y la cesión gratuita de un edificio potente como la fábrica de harinas «La Moderna» nos ofrece esa oportunidad. Cistierna requiere de edificios públicos para desarrollar actividades que le generen riqueza y servicios a sus ciudadanos. Este edificio bien puede proporcionárselos. Esta antigua fábrica, sumada a otras iniciativas, puede hacer que los que pasamos de largo por Cistierna varias veces al año nos quedemos una mañana, un día (y comamos), un par de días (y durmamos) o incluso una semana gracias a las excelencias de la zona. Así se genera riqueza y progreso.



El valor histórico de la fábrica de harinas «La Moderna» de Cistierna, un elemento de patrimonio industrial.


Vamos a exponer a continuación un estudio histórico sobre la  fábrica de harinas «La Moderna» realizado por nuestra parte y expuesto públicamente durante una ponencia impartida en el Curso de Verano 2011 celebrado en la propia localidad de Cistierna. Este estudio, por sí sólo, pone de manifiesto que el edificio al que nos estamos refiriendo tiene valor histórico. A ello podemos añadir que está recogido específicamente en el Inventario de Patrimonio Industrial de la provincia de León que tiene a su disposición la Junta de Castilla y León desde 2010.



Sabemos que “desde antes de 1936” esta fábrica de harinas pertenecía a Esteban Corral Sánchez, industrial, natural de Olleros de Sabero, con negocios mineros y que fue alcalde de Cistierna a comienzos del siglo XX. Hasta finales de agosto de 1945 había tenido esta industria arrendada a Alfredo de Prado Baños pero a partir de entonces pasaría a ser explotada por su hijo, Vicente Corral Sánchez. La harinera, se dice en 1947, “existe desde hace unos cuarenta años, habiendo venido trabajando sin interrupción hasta el momento presente”. En 1965 una referencia nos indica que “inició sus actividades en 1919”. Por los censos de la Cámara de Comercio podemos decir que su iniciativa corrió a cargo de la sociedad Aurelio Tascón y Cía.

El edificio fabril se emplaza “a once metros de distancia de la vía del ferrocarril de La Robla”. Su producción tenía como destino la distribución a los economatos mineros en la posguerra. Debido a ello y a la ausencia de otras fábricas en 50 Km a la redonda, dado su precario mantenimiento y por estar fuera de normativa, el SNT exigió efectuar reformas en las instalaciones a mediados de la década de 1940 “puesto que la fábrica que se halla trabajando en la actualidad no responde a las necesidades y calidades que exige la Comisaría de Abastecimientos y Transportes”.

La primitiva fábrica contaba con una sección de limpia efectuada por una “máquina combinada belga” (compuesta de tarara, separador, despuntadora, deschinadora, rociador  y aparato magnético), una sección de fábrica formada por dos molinos Tartasun de 8 cilindros (uno de 4 pasadas de 800 X 220 m/m y otro de 4 pasadas de 500 X 200 m/m), ocho cernedores centrífugos y una cepilladora de salvados. 
 
Plantas (falta el sótano) y maquinaria instalada por la casa Bühler en la fábrica de harinas "La Moderna" de Cistierna en el año 1946.
Para la reforma requerida, los Corral encargaron las modificaciones a la empresa Bühler, S.A., que levantó tres planos a escala 1:50 fechados el 26 de abril de 1946, correspondiendo a las plantas baja y primera, y a cortes transversales. El presupuesto total para la nueva fábrica ascendió a 324.710 pesetas.

En inspección realizada por el ingeniero de la Delegación Provincial de Industria el 18 de diciembre de 1946 se comprueba que está realizándose dicha reforma, pero que esta no cuenta con el necesario permiso por parte de la DIL. Esteban Corral respondió el 1 de febrero de 1947 diciendo que la reforma ha sido exigida por el SNT y la CGAT y que de no llevarse a cabo la harinera “sería clausurada y precintada por el mencionado organismo con un considerable perjuicio para toda esta región”.

Obviamente la Jefatura Provincial del SNT informó favorablemente sobre dicha reforma el 2 de abril de 1947. Por su parte, la Delegación Provincial de Industria dio también  su aceptación el 9 de abril, pero elevando la ratificación de su decisión a sus superiores, mencionando que “ha sido impuesta por los organismos mencionados (SNT y CGAT)”. La Dirección General de Industria daba su autorización definitiva el 23 de mayo de 1947.

Curiosamente, semanas antes Carlos Arias Navarro, Gobernador Civil de la provincia y como Delegado Provincial de la CGAT, escribió el 10 de febrero de 1947 a Esteban Corral: “Ante las quejas que continúan recibiéndose y las necesidades del abastecimiento panadero de esa Zona, reitérole una vez más la necesidad de que termine con toda urgencia la reforma de esa fábrica de harinas, ya que ha transcurrido tiempo suficiente para ello”.

Finalmente, el uno de julio de 1947 Vicente Corral informó a la DIL que ya se habían terminado las obras de reforma de la harinera de Cistierna. La comprobación y autorización definitiva quedó realizada el 25 de noviembre.

Con ello quedaba constituida una harinera con todos los adelantos y utillajes del momento, corriendo a cargo de la casa suiza Bühler. Trabajarían en la misma, según la memoria de la reforma, “un jefe molinero, un segundo molinero, seis obreros y un empleado de oficina”. Su longitud trabajante era antes de la reforma de 5,2 metros, teóricamente 10.400 Kg diarios de capacidad de molturación, aunque con la nueva maquinaria quedan reducidos a 5 metros. En 1947 se citan “9.880 Kg de trigo en 24 horas”. Molía al año unos 3 millones de Kg. 
  Maquinaria BUHLER de la fábrica de harinas "La Única" de La Bañeza, similar a la instalada en Cistierna. Hoy museo CITBA (Centro de Interpretación de las Tierras Bañezanas)

 En agosto de 1949 la fábrica de harinas era arrendada a Pedro García González. En 1956 tenía asignada una capacidad de molturación de 5.517 Kg de trigo al día. La revisión efectuada en 1957 indica que existían “tres molinos G. Daverio Zurich dobles, de ellos uno de 600 mm y dos de 500 mm, un molino Francés y Berenguer doble de 500 mm”. Por tanto, debió efectuarse una reforma de la cual por el momento no tenemos constancia documental.

En 1962, por fallecimiento de Elías Corral (†1956), hijo del propietario también difunto Esteban Corral, Aurora García Gómez (viuda de Elías) inicia los trámites para dar de alta a su nombre la harinera. Desde 1956 la fábrica carecía de actividad y en 1965 se certifica el subsidio de paro.

El 5 de mayo de 1965 se realiza un contrato de compraventa entre Aurora García Gómez y Plácido Romero Gómez, representante de Electro-Fabril José María Oncala Lorente. La primera vende por 140.000 pesetas sus derechos sobre 4,20 metros de longitud trabajante de su fábrica de harinas al segundo, para ampliar su harinera sita en Jimena de la Frontera (Cádiz).

La autorización para dicho traslado fue decididamente apoyada por la DIL, pues, según la comunicación al respecto elevada a sus superiores de Madrid, la desaparición de esta fábrica de harinas leonesa “contribuiría a aliviar la gran competencia que en este sector industrial existe en esta provincia”. Con el traslado de los derechos de molturación, el 16 de junio de 1965 «La Moderna» quedó dada de baja definitivamente en el registro industrial de León.
El edificio industrial fue vendido a finales de la década de 1970 por Aurora García Gómez a Hulleras de Sabero y Anexas, que lo convirtió en Economato Laboral.